[la teLe que me coMpré]

viernes, 23 de diciembre de 2011

El año desconcierto

Siempre hago resúmenes del año o de lo que no pude postear a tiempo: 1) porque no me doy el tiempo de escribir periódicamente o 2) porque no tengo tiempo para escribir periódicamente. Ambas razones tienen una suerte de sentido y son justificadas, sin embargo, me hago una llamada de atención de manera personal. No porque crea que está mal lo que hago, sino porque al dejar de escribir dejo también parte de mi tiempo a mi fuera de mi. Ahora, todo lo que hago es definitivamente parte de lo que soy -estudiar, caminar, tomar, bailar, hablar- pero con de mi me refiero a eso que no se ve para afuera, que veo, cojo, interpreto y expongo aquí. Eso nunca ha de perderse, porque el día que se pierda es porque me habré ido o de mi o de aquí, y no seré más yo hasta que alguna pisca de gusto me llene la mirada y el estómago.

Si hay alguna reflexión que tengo que hacer antes de re-empezar esto denuevo es la que sigue.
Alguna vez entendi que uno escribe bien cuando no solamente puede escribir sobre uno. Discrepo ahora. Creo que todo lo que uno produce es totalmente de quien lo hace y de fuera de quien lo hace, a pesar de los contratiempos, paralelos o tangenciales de las historias y las imagenes de las contadas de cuentos. Por lo tanto, todas las imagenes 'de acontinuación' cuentan de mi vida y de la vida que yo vi fuera de lo que soy. Esa es parte de la gracia, del jolgorio, de la sátira. A veces me veo afuera, a veces transformo lo de afuera en algo mio. Porque con las palabras es bien dificil reflejar la realidad, pero ¿qué es la realidad sino aquello que solemos creer que es?

salud.

algo de noe y del 2011

Foto robada de Gabriela Stöckli [Vielen Dank]

Los perros son iguales a sus dueños

la luna grande más arriba del techo.

a veces digo sin rostro - aveces digo solo pelo

ir al psicologo . encontrar belleza

atrás de la chamba-había un castillo de huesos

volantes y fumakaka

anarquía

la calle y los bigotes

negra soy

[c.s.a] ni modo :)

la arena de caral

más allá, conquistamos el mundo

Huacho tiene sus sirenas

a la derecha del camino a canta. La Cabrita.

el sol del Marañón - Iquitos

Todos somos pescadores

quiero ser el niño que flota

las motos y sus taxis

la plazuela de Iquitos

Bagua soy yo.

las calles son nuestras - Ayacucho

La cima del mundo - Hualla

sus cuatro barrios

Huacapi-sus plazas

somos de los enanos en el mundo

El año desconcierto pasó a tomarse una taza de café. Como en finales, permaneció despierto hasta las tres de la mañana. Cuando abrió los ojos al día siguiente tenía un excelente examen entre manos, pero no recordaba el contenido. Son la 1.16 am, el año desconcierto decidió dormir. Él no quiere olvidarse de nada. Todo valdría la pena.

Feliz año, y un limeñísimo feliz NAVIDÁ.

ahí vamos otra vez.

n.león.

martes, 4 de enero de 2011

de lo bueno, lo 'MALA' (San Antonio)

Estuvimos al costado del río, entre un montón de arbustos, ramas, charcos, animales en pequeñas jaulas que se arman y desaman con los días y los fierros, las casas rústicas que no tienen cerco, ni entrada ni salida. Las casas pueden como no pueden bordear la carretera, pero todos tenemos acceso a ellas si nos adenatramos en los pastizales de trigo, de uva, de eucalipto, de manzanas a medio comer. Así es el pueblo de San Antonio en Mala, con unos cuantos colectivos, la iglesia antigua de frontis derrumbado por los tantos terremotos, y la amabilidad de las tiendas, porque hasta las tiendas tienen amabilidad ahí, y ni qué decir de las señoras que atienden dentro con la paciencia de aquellos lugares donde el reloj se demora en dar el siguiente paso.

-el otro lado del río-

-mamá cerdo e hijos multiples-

-de las casas de por allá, y de las tardes-

-los muros, y los pilares y de la cruz que se posa encima de San Antonio-

-de sus calles inclinadas arriba del mercado, del cerro que está por debajo de la pista-

Salir de Lima implicó miles de cajas apiladas y vacías, de frutas derramadas, de compradores mayorístas, de tráfico apiñado en los embotellamientos al inicio de la panamericana, un bus del 'maleño', el pasaje de 10 soles. Era año nuevo, y las cajas de madera seguirían ahí, a vista de todos, y sin que a nadie le importe. ¿Arte urbano? parece un calificativo irónico, pero es imposible negar, la belleza de aquellas construcciones sin arquitectos que se elevan por encima de esas paredes y esos postes. La salida de Lima.

-torres apiladas-

Bajamos en la comisaría de San Antonio y un carro nos debía llevar por la carretera hacia flores, allá, luego del cerro Bermejo. La casa de destino no tenía dirección, más si referencias. De camino se lucen los carros a la derecha de las calles, las estrechas pistas de granito y tierra, la propaganda política actual y de hace 15 años en las paredes de las casas, y un cartel de las peleas de gallos que se llevan a cabo de ves en cuando, en aquellas ocaciones de tardes tranquilas donde se vuelve necesario buscar un punto de reunión, o varios.

-de las calles estrechas y las propagandas políticas-

-el caballero carmelo-

Por el camino de detrás de la casa había un ternero y su padre...y más allá la espina dorsal de un ternero y su cráneo blanquesino pulido por el polvo de más de un metro de largo que confundimos con la espalda de un humano. Los terneros andan amarrados, pero a veces suelen soltarse, caer, y derretirse en el sol del lado del río y en la multitud de mosquitos abarrotados y aves hambrientas a la espera de algún ternero con flojera de levantarse.

-don federico..metio la pata..al otro día se encontró con una vaca...-

-...le dispararon..y se murió-

Las ramas que juntamos en el camino nos sirvieron para armar una fogata pequeña, que dejó un chorro de lava ardiendo extendida por la arena caliente que solapaba el frío por las noches y los espaciados vasos de whiskys que se intercalaban con las historias de terror de huacho que nunca nos animamos a escuchar.

-es cuestión de madera-

-de la lava esparcida y el frío de su alrededor-

Había una casa. San Antonio es de cadáveres de huesos, de cadáveres de madera, de cadáveres de piedra. El adorno más peculiar, la entrada más tenebrosa y tierna. La acumulación de vertebras en posición fetal, la vida que gira y los cadáveres que la interpretan, el metal roído de las costillas, el saludo de bienvenida más ameno, la extrañeza del público ante tal espectáculo, y las estatuas quietas en medio de ese jirón jironeado también quieto. Lo que más me llamó la atención de San Antonio fueron sus cadáveres que parecen de pronto, así no más, sin previo aviso.

-en el paredón de fusilamiento...recordó aquella vez donde conoció el hielo-

Y al final, una de las mesas del fin de año, de comida y noche, del fin de fiestas, del fin de todo. San Antonio de Mala se despidió más que con alcohol, con la sombra y el fresco de la tarde y el viento que me corto el estómago a las 2pm en el bus 'maleño'al pasar por león dormido de vuelta a la ciudad. Lima se viene, y enero, también.